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Del Renacimiento a la actualidad.

La recuperación de textos.

Desde mitad del siglo XVI y principios de la centuria siguiente los estudios filológicos siguieron un proceso lento, pues la atmósfera intelectual, influenciada por las continuas controversias religiosas, no era la más adecuada. No obstante, tanto en Italia como en otros países de Europa, se siguieron realizando nuevas ediciones impresas de textos clásicos a cargo de estudiosos destacados.

A partir del siglo XVII surgió un nuevo interés por los manuscritos: ya no se trataba solo del estudio filológico de su contenido. Además de ser las fuentes primarias para los textos de literatura clásica y medieval, empezaron a verse como documentos que ilustraban la historia de la cultura de la Edad Media.

Desde esta época, el acceso a las importantes bibliotecas y colecciones privadas así como la labor filológica de los estudiosos desde las universidades serán los motores del desarrollo de los estudios de textos clásicos.

 

Por otro lado, desde finales del siglo XVIII y hasta la actualidad dos han sido las vías principales por las que se han descubierto manuscritos cuya fecha puede retrotraerse a los últimos siglos del mundo antiguo y, por tanto, son más antiguos que las copias medievales: los palimpsestos y los papiros.

Los palimpsestos son textos manuscritos raspados y rescritos, escrituras borradas que con procedimientos químicos fueron revividas para descubrir su contenido original. Empezaron a ser explorados y estudiados con exhaustividad en el siglo XIX. Hoy en día se utilizan técnicas muy avanzadas que utilizan la fotografía ultravioleta. Gracias a la labor paciente y meticulosa de algunos estudiosos hemos podido conocer fragmentos de la obra de Eurípides, Faetón, o la obra De República de Cicerón, por poner dos ejemplos. Otros dos palimpsestos más recientemente descubiertos contienen respectivamente parte de varias obras de Eurípides y de Sófocles.

Las excavaciones llevadas a cabo en Herculano desde mitad del siglo XVIII supusieron el desenterramiento de una antigua ciudad romana que, como Pompeya, fue cubierta por la lava del Vesubio en el año 79 dC. La Villa de los Papiros recibe su nombre por haberse encontrado en ella una extraordinaria colección bibliográfica con unos 2000 papiros carbonizados, algunos de los cuales han podido ser desenrollados y estudiados, aunque la mayoría permanecen a la espera de la utilización de las nuevas tecnologías para evitar su descomposición, todo un reto para la Papirología moderna.

Desde comienzos del siglo XX, los descubrimientos de papiros en las arenas del desierto, concretamente en Oxyrrinco, en el alto Egipto, han hecho posible el estudio y publicación de textos que tienen por término medio una antigüedad de unos mil años más que los libros medievales. De su conjunto sólo una pequeña parte constituye literatura griega y se trata, por lo general, de fragmentos de obras utilizadas en las escuelas. Sin embargo, en alguna ocasión el hallazgo revela una obra entera como La Constitución de Atenas de Aristóteles. Los papiros de Egipto nos han permitido conocer una parte muy considerable de la lírica arcaica, fragmentos de obras de los trágicos y de poesía helenística.

 

 
  Manuscrito en la sala de restauración de la Bilbioteca de San Miguel de los Reyes, Valencia.

 

 

 

 

 

 



 


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