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La Edad Media.

El Imperio bizantino.

A partir del momento de la división del Imperio romano en el año 395 en dos partes, se produce una divergencia en cuanto al destino de los textos clásicos en ambas zonas.

 

En Occidente, la decadencia general de la cultura supuso una progresiva reducción del conocimiento de los autores clásicos, especialmente de los griegos. Además, el establecimiento del Cristianismo como nueva religión oficial influyó en que se perdiera interés por la literatura pagana, cuya lectura se restringió principalmente a los programas escolares.

 

En Bizancio, capital de la parte oriental del imperio, donde el griego se impuso como lengua oficial desde el siglo VII, tras unos siglos de decadencia cultural y la relegación de los textos clásicos también al ámbito académico, en el siglo IX tuvo lugar un renacimiento cultural acompañado de unos cambios gráficos de gran importancia para la transmisión de la cultura escrita griega:

 

  • la traducción de los textos griegos a las lenguas orientales, práctica que ya se venía realizando varios siglos antes, pero en este momento destaca por la calidad de los estudios filológicos. Al sirio, al armenio y, sobre todo, al árabe, se tradujeron fundamentalmente textos de filósofos y científicos, que posteriormente pasarían a Occidente.
  • la trasliteración de los textos escritos en letras unciales (una variedad de mayúscula) a minúsculas, un tipo de grafía que ya se usaba para textos de carácter ocasional , como cartas, cuentas...Las ventajas de esta nueva letra eran su tamaño más pequeño, con la consiguiente optimización del pergamino, y la mayor velocidad de su trazo, de modo que el trabajo de un copista se hacía más rentable.
A ello hay que añadir el descubrimiento, a mitad del siglo VIII, por parte de los árabes, del papel, cuya fabricación aprendieron de los chinos, y cuya producción llegaría a Bizancio dos siglos más tarde a través de España.

 

Desde este momento, como resultado de la influencia de estudiosos destacados como Focio y Aretas, y del espíritu de la nueva universidad, hubo en Bizancio una tradición de estudios clásicos muy importante y continua hasta el final del imperio.
   
   
En los siglos IX y X se produjo una labor muy valiosa de recopilación de textos, de copia de textos pasándolos de uncial a minúscula, de estudio filológico al comentar y añadir en los márgenes las variantes de los distintos manuscritos, las cuestiones lingüísticas y de estilo..., y al añadir en los textos sistemáticamente la acentuación y la puntuación.
Manuscrito del siglo XI
Fue éste otro momento importante en la historia de la transmisisón de los textos de la Antigüedad y, como resultado de este tipo de intervención tan completa sobre los textos, los libros en uncial fueron desechados, y la versión en minúscula se convertiría en la fuente o prototipo de todas las copias posteriores. Eso explica que los manuscritos en mayúscula constituyan solamente una pequeña parte del conjunto de textos clásicos que se nos han conservado.
Página de La Suda, enciclopedia bizantina del s. X

Desde el siglo XI podemos seguir el rastro de los estudios clásicos a partir de la labor erudita de estudiosos destacados como Eustacio, Juan Tzetzes, Máximo Planudes, Demetrio Triclinio etc...


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