Saltar la navegación

El libro en época helenística.

Las ediciones alejandrinas.

A comienzos del siglo III aC asistimos a un cambio importante en cuanto a la práctica de la copia, estudio y conservación de los libros.
Desplazando ahora el foco de atención hacia Egipto, en Alejandría se creó una institución de carácter intelectual sufragada por la dinastía de los Ptolomeos, el Museo, que comprendía varios edificios entre los cuales destacó su famosa Biblioteca.

 

       

Ocupaba el complejo una comunidad de eruditos cuyos miembros se dedicaban a los estudios literarios y a la investigación científica y, por su labor, convirtieron la Biblioteca en el referente intelectual más importante hasta el fin de la Antigüedad.

Uno de sus propósitos era conseguir para la Biblioteca el original o una copia de todo lo que se publicaba, especialmente de Atenas, y luego se procedía a su estudio y catalogación. No sabemos el número de volúmenes que se llegaron a custodiar, pero la tradición habla de más de 200.000.

        Interior de la Biblioteca de Alejandría

 

La influencia que los estudiosos del Museo ejercieron sobre el estado de los textos que circulaban en aquel momento se desprende de las actuaciones mismas que sobre ellos llevaron a cabo:

 

  • normalización de los textos:

-a partir de las distintas copias de un mismo texto que entraban a la biblioteca, tras su estudio pormenorizado, mostraban las discrepancias entre ellas, identificaban las interpolaciones posteriores al autor, marcaban los versos o pasajes espurios y, finalmente, fijaban el texto que, según criterios filológicos, consideraban el auténtico y a partir de ese momento el definitivo.

Esta práctica abrió la puerta para los comentarios e interpretaciones, que aparecían como textos separados e independientes de las obras que ilustraban. Constituían lo que llamaríamos hoy en día crítica literaria, y solo se nos han conservado de ellos fragmentos que aparecen en los márgenes de los manuscritos medievales, los escolios.

  • ayudas para la lectura de los textos:

-la transliteración de los textos griegos todavía redactados con la escritura antigua al alfabeto jonio.

-uso de la puntuación e invención del sistema de acentuación. (de todos modos, los acentos no serían sistemáticamente añadidos hasta el siglo X).

Los estudios de la Biblioteca de Alejandría se desarrollaron durante los siglos III y II aC a cargo de varias generaciones de críticos, entre los que destacaron Zenódoto, Aristófanes de Bizancio y Aristarco, y sus trabajos constituyen la fuente última de las ediciones modernas de los autores clásicos.

 

Paralelamente, en el siglo II aC en Pérgamo se fundó también una Biblioteca con el mismo espíritu erudito que existió en Alejandría. Sus bibliotecarios, entre los que destacan Polemón y Crates, se dedicaron, además de a la colección y catalogación de libros, no tanto a la crítica literaria de los autores clásicos, como al estudio de otras ramas del saber como la investigación histórica, la topografía, epigrafía…

 

 

Bajo el Imperio Romano, Egipto se convirtió en una de sus provincias, y como todo lo demás, el Museo y su biblioteca pasaron a la tutela del emperador. La biblioteca continuó siendo para los estudiosos un importante punto de referencia por el material bibliográfico que conservaba, pero ya no se produjeron obras de erudición como en épocas anteriores.

 

 

La tradición cuenta que César fue el responsable de la destrucción de la Biblioteca en su visita en el año 48 aC, sin embargo las fuentes no son totalmente unánimes en este aspecto.

 

 

ACTIVIDAD DE INVESTIGACIÓN:

1- Busca información y explica cómo es el sistema actual para la organización y catalogación de libros en una biblioteca.

2- Averigua a qué se dedica la Crítica Textual.

Obra publicada con Licencia Creative Commons Reconocimiento No comercial Compartir igual 3.0